Un 6 de julio de 2009 abría este blog una niña de 19 años que acababa de empezar a practicar Kendo y tenía muchísima ilusión y motivación. Quería plasmar sus experiencias, tener un diario online de sus entrenamientos y nunca pensó que el blog le acercaría a tantas personas maravillosas que después en cursos o campeonatos la reconocerían y le harían saber que leían su blog. Nunca pensé que pasados diez años seguiría aquí, aunque haya habido parones importantes. Pero la vida es así y a veces no es como esperamos. En muchas ocasiones ocurren cosas que cambian nuestros planes, que nos obligan a hacer cosas para las que pensábamos que estábamos preparados. En estos diez años he entrenado, he viajado a Japón varias veces, he estudiado una carrera y empezado otra nueva, he perdido a mi padre y varios familiares muy importantes para mí, he tenido que hacerme cargo de la empresa de mi padre, he vivido en Barcelona, Gran Canaria, he vuelto a Mallorca, he tenido a mi hija que ahora tiene seis meses. También he entrenado otras disciplinas como CrossFit y Halterofilia estos últimos tres años. He hecho muchas cosas, pero el Kendo siempre está ahí, está en mí y forma parte de mi «Yo», de mi personalidad, de mis inquietudes. Lo resumiría con un kanji:
El camino que elegí hace ya diez años. La práctica que modela la forma de ser, el enfoque de las cosas, el cómo te relacionas con los demás, el cómo ves la vida y el avance y evolución personal. Las disciplinas marciales son un camino que dura toda la vida. Es un camino que se va forjando año tras año. Que no se llega a dominar del todo, en el que siempre hay algo que mejorar. La evolución como ser humano va ligado a la práctica y tu práctica no será igual siempre, porque tú no estás igual siempre y no eres el mismo siempre. Va fluctuando, va cambiando, va evolucionando y creo que hay que dejarse llevar. Hay que comprender que no se puede controlar todo, que no siempre es lo que uno quiere. Y esto me ha costado muchos años entenderlo y aplicarlo a mi vida. Pero hay que tener claro y fijo el objetivo, hay que tener claro por dónde hay que ir retirando la maleza para retomar el camino que creías que estabas perdiendo de vista, pero que simplemente te estaba llevando por donde se podía porque no quedaba otra opción. Tienes que escuchar a tu corazón. En mi caso este tiempo sin acudir a la práctica de Kendo ha sido como una espina clavada, un dolor punzante en el pecho. Se que muchos saben lo que es porque es algo que he hablado en alguna ocasión con algunos compañeros. Pero el Kendo forma parte de mí. Porque es mucho más que un simple «entrenamiento». No es solo eso, hay cosas que trascienden, que van más allá. Que te forjan como ser humano, que ayudan a mejorar y construir tu alma, que te educan para ser mejor contigo mismo y con los demás. Es difícil de explicar, pero se que los practicantes de artes marciales sabrán lo que quiero decir.
Diez años. Aún no me creo que haya pasado tanto tiempo desde que escribí las primeras líneas en este blog.
Espero poder volver a escribir mis reflexiones dentro de diez años más. Que estéis ahí para leerlas y hayamos continuado este camino de crecimiento personal juntos.
Un abrazo a todos y gracias por formar parte de esta comunidad de personas maravillosas y entregadas a esta preciosa disciplina llamada KENDO. Nos leemos por aquí.
Me alegro de ver cómo se retoma este blog es la mar de interesante! Saludos
Por favor seguid compartiendo tus experiencias en este blog, aunque no lo creas a mi me ha sido de mucha ayuda y espero mejores en todos apartados que tal vez hagan falta, no estaría nada mal compartirnos tus experiencias en los exámenes o eventos internacionales. de ante mano Muchas gracias.
Hola! Acabo de encontrar tu blog y es fantástico. Capturas muy bien lo que se siente al practicar Kendo y te invito a que sigas compartiendo tus reflexiones. Gracias por tu esfuerzo!