¡Hola a todos! Después de un tiempo, puedo dedicar un rato al blog.
Como os comentaba en mi Facebook hace unas semanas, durante los meses de verano y temporada alta trabajo mucho y no me queda tiempo para entrenar. Como comprenderéis, es algo bastante negativo, ya que todo el nivel que he conseguido durante el invierno (desde mi vuelta al Kendo) lo perderé rapidísimo, así como la forma física. Esto hace que se retrase muchísimo mi progreso y que no pare de tener altibajos, afectando de forma muy negativa al rendimiento, lo tengo muy claro y me apena mucho. Pero tengo la suerte de contar con una familia Kendoka.
No son simplemente compañeros de entrenamiento como podrías encontrar en un gimnasio. Son amigos que están dispuestos a cambiar el horario fijo de entrenamiento y establecer una práctica los domingos para que yo también pueda asistir y podamos entrenar en conjunto. Para que no pierda el hilo, ni el nivel. Eso sin duda ha significado mucho para mí, mucho, mucho. Gracias a esto, a partir del próximo domingo voy a poder ponerme el men, poder hacer mis kakarigeiko veraniegos y darlo todo para que me cunda. Estoy muy feliz, de verdad. Además, haciendo un pequeño esfuerzo, quizá pueda hacer dos entrenos a la semana, algo que ya me viene genial para mantenerme durante estos tres meses.
En el Dojo es posible encontrar cosas que van mucho más allá del simple entrenamiento físico. El desarrollo personal a través del Kendo también va ligado al compañerismo y al cariño. Tus amigos te pueden enseñar muchas cosas y muy valiosas. Estoy muy feliz por pertenecer a esta familia Kendoka y muy agradecida a todos mis compañeros por este gesto. Por ello, quisiera dejar constancia en mi blog :)
¡Gracias!